Un viaje en coche por tierras escocesas que nos llevará a recorrer sus míticos castillos y sus tierras legendarias, donde se forjó su identidad y su indomable personalidad.
Diario de viaje a Escocia en coche de alquiler
DÍA 1 – ESPAÑA- EDIMBURGO- STIRLING
El primer día de viaje, teníamos
muchas metas que cumplir y todo iba marchando sobre ruedas.
Tras el viaje hasta el
aeropuerto, la facturación de rigor y la espera, nuestro vuelo salió puntual y
se desarrolló tranquilamente. Pronto recuperamos nuestras maletas y teníamos
que dirigirnos al mostrador para recoger el coche de alquiler que habíamos
reservado con AVIS.
Alquilar un coche en Escocia es el mejor modo de recorrer el país.
En el aeropuerto de Edimburgo,
hay un edificio donde se ubican casi todas las agencias de alquiler de coches
que operan. Este edificio está a unos 4-5 minutos caminando desde la terminal,
solo hay que seguir las indicaciones y no hay pérdida.
Nos plantamos en la fila y en un
rato nos atendieron. Nuestra reserva estaba correcta, pero la persona que nos
gestionó la entrega insistió mucho en que ampliáramos nuestro seguro. Teníamos
una franquicia de £1000 y, a su entender, conducir por la izquierda nos iba a
resultar muy difícil y era muy probable que sufriéramos algún percance. En
principio le dijimos que no pues nos ofreció pagar 27 £/día y nos pareció
carísimo, pero pronto bajó a £19 (no sabía que en Gran Bretaña y las empresas
serias también regateaban) lo que ya no nos pareció tan caro y, tras
asegurarnos que con esto ya no teníamos que abonar nada más pasara lo que
pasara, decidimos contratarlo.
Doce días después, nos dimos
cuenta de que nuestra factura había subido muchísimo más de lo esperado y ya en
España, al reclamar y pedir una aclaración de los conceptos nos enteramos:
primero de que el precio que nos dio iba sin impuestos; segundo de que si
contratas conceptos a parte de lo que llevabas reservado, otros conceptos suben
de forma exponencial (por ejemplo el suplemento por devolver en oficina
diferente nos lo cargaron dos veces, una por cada servicio), tercero, si das un
parte, además de todo lo que has pagado por el seguro e incluso habiendo
contratado un todo riesgo, debes abonar £25 extras en concepto de trámites
arministrativos.
Así que, mucho cuidado con lo que
reserváis en el mostrador. Llevad muy claro lo que queréis y no contratéis nada
más fuera de vuestra reserva, por muy insistente que sea el personal que os
atiende, porque ahí se os puede ir todo vuestro presupuesto de viaje al traste.
Una sorpresa muy desagradable, pero ésta nos la llevaríamos 12 días después de
regreso a Edimburgo.
Así que ahí estábamos, con
nuestro flamante coche, a punto para salir a conducir por carreteras
británicas. Pusimos nuestro GPS en marcha y salimos, con algo de tensión del
aeropuerto.
Teníamos que llegar a dormir a
Stirling que se encuentra a 29 millas de distancia.
Llegamos sin percances y pronto
encontramos el hotel, ubicado en un antiguo instituto de principios del siglo
pasado convertido en un alojamiento lujoso, el Stirling Highland Hotel.

En cuanto nos instalamos salimos
a explorar y nos dirigimos calle arriba al Castillo, apenas unos 5 minutos
caminando nos separaban de él.
Activamos nuestras Explorer Pass
que compramos a través de la web de Historic Scotland aprovechándonos de un
descuento y entramos a nuestro primer castillo escocés, que no nos defraudó.
Las Explorer Pass que llevábamos eran de 7 días y durante 14 días podríamos utilizarlas cuando quisiéramos, pero sólo 7 días, así que hay que llevar bien programadas las visitas pues solo puedes utilizarlas esos días y no más. Cada día, te sellan la casilla en el primer sitio al que accedes y ese día se cancela. Los 14 días durante los cuales puedes utilizarla, comienzan a contar en la fecha de la primera visita.
Las Explorer Pass que llevábamos eran de 7 días y durante 14 días podríamos utilizarlas cuando quisiéramos, pero sólo 7 días, así que hay que llevar bien programadas las visitas pues solo puedes utilizarlas esos días y no más. Cada día, te sellan la casilla en el primer sitio al que accedes y ese día se cancela. Los 14 días durante los cuales puedes utilizarla, comienzan a contar en la fecha de la primera visita.

Como ya se acercaba la hora del cierre no había muchos visitantes y nos
adentramos en sus estancias muy tranquilos, descubriendo, investigando y
disfrutando mucho.

Había comenzado a llover un poco, pero no molestaba, no solo eso, sino que la lluvia confería una imagen más lúgubre, más sobria al recinto.

Para cenar esa noche elegimos The Loft en Friars St.,
una cocina muy original y muy bien preparada que consistió en un chuletón
madurado y un enorme plato con pollo, pescado, verduras y marisco especiado.
Un detalle que nos gustó y que en Europa es costumbre en general, es que puedes pedir TabWater, agua del grifo y ni la cobran ni en absoluto te miran mal. Estos dos platos con una cerveza fueron £42.
Un detalle que nos gustó y que en Europa es costumbre en general, es que puedes pedir TabWater, agua del grifo y ni la cobran ni en absoluto te miran mal. Estos dos platos con una cerveza fueron £42.
También puedes entrar a bares
BYOB, (literalmente “trae tu propia bebida”) que experimentaríamos ya en Edimburgo y nos pareció una idea estupenda.
Nos fuimos a descansar a nuestra
gran cama y nos dimos cuenta de que todavía no había anochecido. En mayo y en
esa latitud amanece muy temprano y el sol se pone más tarde.
DÍA 2 – STIRLING – OBAN
Amaneció un día radiante, aunque
no terminaría así de soleado. Nos cargamos de energía con un contundente
desayuno escocés, el primero de muchos, en el completísimo buffet del hotel.
Programamos nuestro GPS para ir
al Monumento de William Wallace, pero, aun no sabemos qué pasó, nos transportó
a la otra punta de la ciudad, pues veíamos la silueta a lo lejos. Después de un
gran rodeo y de que el aparato se centrara un poco llegamos al aparcamiento. La
entrada son £9,5 y puedes subir en autobús hasta arriba, pero decidimos
hacerlo caminando por el sendero que se adentra por un bosque.
Por fin, llegamos a la torre
neogótica de 67 m. de altura, levantada en honor a este héroe nacional.
Sus salas, están dedicadas
a la batalla de Stirling y a la construcción del monumento. Nos paramos delante
de cotas de maya, armas y cascos medievales.
Al llegar arriba unas vistas de 360º impresionan y se indica dónde fue exactamente el lugar del sangriento combate. El sol luce y el paisaje es asombroso.

Al llegar arriba unas vistas de 360º impresionan y se indica dónde fue exactamente el lugar del sangriento combate. El sol luce y el paisaje es asombroso.

Nuestra siguiente parada era Luss, a orillas del Loch Lommon. Cuando llegamos allí, y pagamos el parking, ya había comenzado a llover, y, a pesar de que hay barcos que organizan alguna excursión, vimos poco movimiento, así que probablemente estuvieran suspendidos por el mal tiempo. Casi no pudimos apreciar el maravilloso paisaje que, al menos, pudimos adivinar. Dimos un paseo a orillas del lago y por las pintorescas calles del pueblo y nos marchamos porque apetecía poco caminar bajo la lluvia que ya se volvía cada vez más intensa.
Marchamos hacia Kilchurn,
circulando por una estrecha carretera, que, si por si esto fuera poco, estaba
en obras y con mucha circulación de camiones viniendo a gran velocidad. Unido a
que todavía no estábamos muy diestros en la conducción, nos acercamos demasiado
al bordillo y golpeamos fuertemente una de las llantas. Este incidente haría que
al final del viaje tuviéramos que dar un parte de accidente y nuestra factura
de AVIS (sí, esa que ya no podía subir más según el personal que nos atendió) se viera incrementada en £25 por
gastos de gestión.
Yendo por la carretera, la
entrada para visitar el castillo pasa desapercibida, quedando a nuestra
izquierda. A pesar de eso, atisbé unos coches aparcados y dimos la vuelta. En
efecto, ahí se encontraba el camino que nos llevaría a los restos del castillo
de Kilchurn.
Caminamos unos 5 minutos, tras
pasar por debajo de la vía del tren, y desde luego la imagen que se nos
presentó no podía ser más idílica y más escocesa. La fortaleza, rodeada por el
Loch Awe es una auténtica postal.

A pesar de estar en ruinas, la torre de 1440 que aún se eleva, confiere al lugar algo de la solidez que antaño poseyó.
Nos cruzamos con algunos
visitantes que regresaban, apenas un puñado, y accedimos en soledad al interior.
Nos asomamos a sus almenas y revivimos la gloria pasada.
Visto en perspectiva, se ha
convertido en una de nuestras visitas favoritas de toda Escocia, por el
entorno, por la soledad, por lo sugestivos que eran los vestigios que descansan
allí.
No pararíamos a comer, así que
tomamos un sándwich y apuraríamos hasta la cena.
Nuestro destino es Oban, pero
antes haríamos un par de altos en el camino en dos lugares muy atractivos: la
iglesia de St. Conan’s Kirk y Dunstaffnage Casttle.
La encantadora iglesia a orillas de nuevo del Loch Awe fue
construida en el s. XIX y alberga algunos huesos de Robert the Bruce. Un lugar tranquilo, romántico, donde parar un rato y contemplar la sosegada belleza que nos rodeaba.
El Castillo de Dunstaffnage es una de las fortificaciones más antiguas de Escocia y se alza majestuoso a orillas del mar. Pero no accederíamos a su interior para no gastar un día más en nuestras Explorer, así que nos dedicamos a pasear por su exterior, a los pies de sus oscuros muros.
Cerca de allí, encontramos las ruinas de una capilla donde descansan los restos del clan Campbell, todo era muy bucólico y muy escocés a la vez. Las visitas del día estaban siendo increibles, estábamos viviendo un viaje que siempre habíamos soñado y era mejor de lo que habíamos imaginado antes de partir.
Ver ruinas de castillos rodeadas de un verde intenso, capillas o lagos míticos, bajo una fina lluvia, solos... Escocia se nos presentaba en todo su esplendor y no podíamos dejar de asombrarnos a cada paso.
Pasaban de las cinco de la tarde cuando llamábamos al timbre de SandVilla, el B&B que habíamos reservado previamente antes de salir de viaje.
Su propietaria, Josephine, nos había guardado una acogedora habitación en lo alto de la escalera y en cuanto nos libramos de las maletas salimos a visitar Oban, la elegante ciudad situada en la ensenada del Firth of Lorn, desde donde puede verse la isla de Mull, aunque nosotros no lo hiciéramos pues la lluvia se volvió intensa esa tarde.
Con bellos edificios y hoteles de estilo decimonónico, Oban es muy señorial aunque el paseo nos estaba dejando literalmente empapados.
Para cenar, elegimos una de las recomendaciones de Josephine, el EE-USK en el North Pier y con vistas al mar. A base de mejillones, bacalao y salmón, la elección fue perfecta para terminar un día perfecto a pesar de la lluvia vespertina.
Nos retiramos a descansar, deseando que al día siguiente la lluvia nos diera una tregua.
Otras etapas:
- Orcadas y Lago Ness
- Elgin, Dunottar y St. Andrews
- Reino de Fife, Isla de May y The Borders
BLOGS DE REFERENCIA:
Viajar Code: VERÓNICA Escocia 2012
La maleta de Glo Tips sobre Escocia
Viajeros Callejeros Escocia 11 días
Mad about travel
Diario de a bordo 16 días por Escocia

Cerca de allí, encontramos las ruinas de una capilla donde descansan los restos del clan Campbell, todo era muy bucólico y muy escocés a la vez. Las visitas del día estaban siendo increibles, estábamos viviendo un viaje que siempre habíamos soñado y era mejor de lo que habíamos imaginado antes de partir.
Ver ruinas de castillos rodeadas de un verde intenso, capillas o lagos míticos, bajo una fina lluvia, solos... Escocia se nos presentaba en todo su esplendor y no podíamos dejar de asombrarnos a cada paso.
Pasaban de las cinco de la tarde cuando llamábamos al timbre de SandVilla, el B&B que habíamos reservado previamente antes de salir de viaje.
Su propietaria, Josephine, nos había guardado una acogedora habitación en lo alto de la escalera y en cuanto nos libramos de las maletas salimos a visitar Oban, la elegante ciudad situada en la ensenada del Firth of Lorn, desde donde puede verse la isla de Mull, aunque nosotros no lo hiciéramos pues la lluvia se volvió intensa esa tarde.
Con bellos edificios y hoteles de estilo decimonónico, Oban es muy señorial aunque el paseo nos estaba dejando literalmente empapados.

Nos retiramos a descansar, deseando que al día siguiente la lluvia nos diera una tregua.
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Diario de a bordo 16 días por Escocia