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9 cosas que no sé hacer cuando viajo

Llevo unos días riéndome con las confesiones de los bloggers de viaje, que se han estado sincerando sobre sus carencias cuando salen de viaje. En esas estaba tan entretenida cuando me he encontrado con que David, autor de Mi mundo en una maleta, ha querido saber cuáles son las mías. Qué cosas se me atragantan cuando salgo de viaje. ¿Cómo? ¿Aún no las sabes?

Safari en el Serengueti

Uno de los lugares más legendarios de todo el planeta, aquel que todo viajero desea pisar, respirar y sentir, es sin duda el Serengueti. Sólo pronunciar su nombre nos evoca aventura y naturaleza salvaje. En sus llanuras pastan los grandes mamíferos del África Oriental y no es difícil que sus depredadores se dejen ver. Los tres días que allí vivimos fueron tan emocionantes que aún nos conmovemos recordando nuestra experiencia en el parque más famoso de África.

Tanzania: Notas sobre una Aventura

 

 África se instala en nuestros corazones

Cuando hace seis años volvimos de nuestro Safari por Kenia, sabíamos que África nos había embrujado. Nada más aterrizar en España algo en nuestro interior nos dijo que no iba a ser la última vez que pisaríamos un parque nacional en África y así, antes de lo previsto, nuestro destino nos llevó a Tanzania.
Pero teníamos que cambiar algo el primer viaje, que fue perfecto, es verdad, pero que nos dejó huérfanos de experiencias fuera de los Parques Nacionales y nuestra visita a Kenia no la sentimos completa por eso.
Saltábamos de parque en parque, de reserva en reserva y veíamos, a través de los cristales de nuestra furgoneta, que no estábamos viendo todo, que lo que nos mostraban era un espejismo creado para los turistas, que la realidad, la vida de las personas que viven en esta tierra era dura y queríamos verlo con nuestros propios ojos y tal vez, aportar algo a sus vidas.
Este primer safari fue un sueño. La naturaleza se abrió ante nuestros ojos todo lo salvaje que puede ser y regresábamos a nuestro lodge cada tarde, con todas las comodidades y servicios, descansábamos, nos reponíamos y volvíamos a por más, a la búsqueda de los escurridizos depredadores, al acecho de las cebras y ñus que pastaban impasibles ante nuestros ojos, de las enormes manadas de elefantes que se cruzaban en nuestro camino protegiendo a sus crias. Sólo puedo recordar grandes momentos de ese primer viaje a África.
Podéis leer un resumen de este aventura en UN SAFARI POR KENIA.
Así que, esta segunda incursión al continente africano debía ser diferente. Los parques nacionales eran nuestro principal objetivo, por supuesto, pero necesitábamos más. Y ese más nos lo dió una pequeña agencia tanzana que nos proponía safaris y cultura a la vez.

Preparando el viaje

 Nada más ver la página web de Endallah Tours, nos dimos cuenta de que eso era lo que buscábamos y nos pusimos en contacto con ellos a través de un correo electrónico. Nos contestaron con rapidez y así continuó siendo durante todo el tiempo en el que estuvimos acribillándolos a preguntas, cambios y demás temas que les proponíamos o consultábamos.

Buscamos alguna oferta más pero nadie nos enseñaba lo que Endallah nos ofrecía y además los precios subían y subían en cada presupuesto que pedíamos.
Así que pronto nos decidimos por el programa CATS AND CULTURE de esta agencia local.
Y aquí terminó toda nuestra preparación del viaje, pues estaba todo incluido: alojamientos y comidas, transporte, gasolina, entrada a los parques, agua durante los safaris, guía y conductor y un trato familiar desde el primer momento.
Organizan circuitos privados así que es posible introducir modificaciones, nosotros incluímos un día más en el mítico Serengueti. También se puede subir el nivel de los alojamientos si los que ofrecen os parecen muy básicos, que lo son. Pero a nosotros nos bastaba con eso.

Una vez teníamos  nuestro vuelo reservado a Arusha y ruta reservados, nos esperaba una visita a la consulta de Viajeros Internacionales de nuestra ciudad, donde nos pusieron o recetaron las dosis de vacunas necesarias para este viaje. Fiebre Tifoidea, Hepatitis A, Fiebre Amarilla y un antipalúdico. Todo lo que no teníamos puesto de años anteriores fue necesario revisar.
Es importante señalar que al aterrizar en Arusha, antes de entrar en la terminal, nos pidieron la cartilla de la vacuna de la Fiebre Amarilla que tuvimos que mostrar junto con el pasaporte.
En cuanto a los mosquitos y sus picaduras, es necesario un buen repelente, en todos los alojamientos, teníamos mosquiteras y este año hemos probado la esencia del árbol del té. En principio ha funcionado bien, pues hemos vuelto con pocas picaduras. No hemos utilizado las espirales ni nuestras mosquiteras, aunque tampoco han estado de más en nuestras mochilas por si las moscas o mejor dicho por si "los mosquitos".

El visado se paga en el aeropuerto, son 50$ que conviene llevar en dólares. Para salir no tuvimos que pagar nada.

En cuanto a los enchufes, son necesarios los adaptadores de 3 clavijas (2 machos planos horizontales y 1 plano vertical). El voltaje es de 230V, aunque los apagones son comunes. Es interesante llevar linternas o frontales, sobre todo para los campamentos.

Algunas reflexiones

Y así comenzó esta aventura en Tanzania. Un viaje duro pero maravilloso a la vez. 
Difícil en algunos momentos, no solo por lo que vivíamos, en unas condiciones muy humildes, sino también por lo que veíamos y experimentábamos.
El colegio y el dispensario médico del pueblo de Endallah. Ambos trabajan en precarias condiciones, con lo mínimo.

La famila de la tribu barabaig  que vivía en condiciones extremas.

 
Las carreteras por las que teníamos que circular horas y horas al día.

Durante la estaciónseca el polvo es el protagonista del viaje
No disponer de ducha de agua caliente en varios días y tener que quitarnos el polvo del camino con cubos de agua caliente. Dormir rodeados de arañas, grillos, mosquitos y acostumbrarse a ello. Despertarse con el cantar del gallo allí donde fuéramos, y no sólo canta al amanecer, sino varias veces durante la noche. Soportar olores extraños, que la gente nos tocara, en algunos casos incomodándonos. Calor, polvo, sol abrasador.

Barbacoa en el mercado de Endabash
Camas duras que se clavaban y hacían que nos despertáramos entumecidos.
Disparos al aire en Karatu que nos hicieron salir corriendo de la ciudad...
Un atropello de un niño ocasionó disturbios en Karatu

Y a pesar de todo... querer volver... porque lo bueno del viaje fue maravilloso.
Poder ver a los animales en libertad, en su casa, a unos pocos metros, sin duda ha sido lo mejor.

 
 Pero no olvidaré nunca, y siento utilizar una frase tan manida, las risas sinceras de los niños, sus ojos de felicidad y alegría cuando nos poníamos a bailar con ellos.
En el colegio de primaria de Endallah


A pesar de todo, nos hemos reído mucho y lo hemos pasado muy bien.
África es un continente duro y sus gentes y sus animales aun lo son más.
Nos han dado una lección magistral de cómo afrontar la vida y valorar lo que tenemos.
África nos ha dejado huella y nos ha vuelto a marcar a todos. Algunos sufrimos picaduras, dolores de estómago, vómitos, fiebre e incluso úlceras en la boca y aun así volvimos felices por lo que allí vimos y vivimos, por todo lo que allí sentimos.

El safari

Nuestro safari por los parques y pueblos del norte tanzano, se adentra en territorio masai y de sabana.
El Lago Manyara fue el primer parque que visitamos en nuestro viaje. Un parque nacional de dimensión media que fue nuestro contacto inicial con la fauna africana. No nos defraudó a pesar de que su exhuberante vegetación se había desvanecido en la estación seca.

 

El Ngorongoro, declarado Patrimonio de la Humanidad, confirma su fama enseguida, por su particular paisaje, agraciado con varios microclimas que lo convierten en un pequeño paraiso y hogar de infinidad de especies animales.
Los masais son la única etnia que habita el lugar, y sólo les es permitido pastorear. Así que no es dificil cruzarse con estos altos y delgados hombres, ataviados con mantas azules, moradas y rojas anudadas a cintura y espalda, guiando cabras o vacas por el ídilico paisaje salpicado de acacias.

 

El Lago Ndutu, seco casi en su totalidad, nos hizo sufrir y mucho su polvo, que se metía en nuestro vehículo mientas el sol nos abrasaba implacable. Aun así, vimos elefantes, jirafas, impalas y una pareja de leonas acechando a los incautos animales que se acercaban a beber a la orilla del lago casi seco. Nunca olvidaré la mirada de una leona cuando nos acercamos, por un momento sus ojos se cruzaron con los míos y sentí un escalofrío cuando se levantó, estábamos absolutamente a su merced, sólos y muy lejos de todo. Este parque está repleto de fauna cuando la migración está a este lado de la frontera, pero en temporada seca es duro y se respira una  inquietante soledad.

 

Pero el parque más grande, en extensión y en fama, es el Parque Nacional del Serengueti, fronterizo con el keniano Masai Mara. Pasaríamos allí dos noches, acampados en uno de los campamentos de Seronera, hogar de una supermanada de leones. Cumplimos todas nuestras expectativas e ilusiones, hervíboros y felinos se cruzaban en nuestro camino, o más bien, nosotros en el suyo. Especialmente nunca olvidaremos al esquivo leopardo que se nos mostró en toda su plenitud con una de sus crías. Nuestros ojos maravillados no se podían creer que estuviéramos viviendo encuentros excitantes con las especies más salvajes de la tierra y también las más amenazadas. Y las noches multiplicaban la emoción, una experiencia única en la vida. Puedes leer todo lo que nos aconteció en nuestros tres días en el Serengueti.


El parque que nos dijo adios fue Tarangire. En temporada seca un horno polvoriento, todo es amarillo y gigantes baobabs descarnados nos saludan con sus ramas desnudas hasta donde abarca nuestra mirada. El río Taranguire se ha encogido tanto que aparece casi seco... y aun así, lo que al principio nos parecía un paraje desolado, se abrió ante nosotros como un eden para grandes manadas de elefantes, ñus y cebras, búfalos y gacelas, aunque los big cats, los grandes felinos, no se prodigaron mucho aquí, el parque nos regaló imágenes espectaculares.

 

Así regresamos a casa. Recordando momentos duros, únicos, excitantes, maravillosos...
África nos ha vuelto a tocar, de nuevo necesitamos consolarnos con que algún día regresaremos y volveremos a experimentar el lado más salvaje del mundo.

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