Ruta por la Bretaña Francesa

Si hay un país que lo pone fácil para viajar en autocaravana es Francia. Así que nuestro primer viaje en este vehículo ha sido a nuestro país vecino. Una completa ruta por Bretaña, unos días conociendo varios castillos de Loira y algunas pinceladas más, ha sido el mejor modo de estrenarnos.


 Viajar por Bretaña en autocaravana durante 15 días

El viaje por Bretaña durante 15 días en autocaravana  no podía haber ido mejor. Lo más cómodo ha sido no tener que hacer y deshacer maletas en 15 días. Lo más ventajoso poder dormir a los pies del castillo, en entornos agradables. Y, para no perder nuestras costumbres, lo más agradable poder cenar vino y quesos de la región que íbamos comprando en los mercados locales. Pero iríamos descubriendo un montón más de ventajas a lo largo de nuestro viaje.



 Así que, en general, este es un estilo de viaje al que seguro que volveremos en alguna otra ocasión.

 Ruta por la Bretaña Francesa

Día 1 – Las Landas

El primer día empezaba de un modo caótico. Cuando fuimos a recoger nuestra autocaravana de alquiler comenzó a sonar una alarma y no podíamos desactivarla. Así que tardamos más de una hora en poder llevárnosla y comenzar a llenar armarios y alacenas.

Ilusionados poníamos rumbo al norte y a media tarde llegábamos a nuestro primer destino, Sanguinet, donde pensábamos pasar la noche, acercándonos lo máximo posible a la Duna de Pilat.

Para buscar los sitios habilitados para las autocaravanas utilizamos la app Park4night en donde se marcan las áreas con sus servicios, precio, en caso de que no sean gratis y reseñas de los usuarios.

Esa noche, dormimos en una zona arbolada que en verano es de pago, pero en abril era gratis, al lado de los lagos en un entorno muy agradable y bucólico.

Cenaríamos un bocadillo preparado con nuestra primera baguette del viaje.

Día 2 – La Duna y La Rochelle

Teníamos unos 20 minutos hasta la Duna de Pilat y una vez allí nos dirigimos a la zona de autocaravanas para aparcar. Este parquin es de pago para todos y no se permite la pernocta. Cuando llegamos nosotros todavía estaba vacío y comenzamos el ascenso. Lo hicimos por las escaleras y es menos duro de lo que pensábamos. Cuando yo fui la primera vez, era pequeña, apenas recordaba un montón de arena y subir y subir. Ahora está todo más regulado y preparado para los visitantes.

Una vez arriba, impresionan las dimensiones de la duna. Impresiona ver el bosque siendo devorado por la arena. Impresiona todo lo que nuestros ojos pueden abarcar. La Duna de Pilat tiene 2,7 km de largo, 500 metros de ancho y 106,60 metros de alto. Está formada por 60 millones de m³ de arena y se mueve entre 1 y 5,5 metros tierra adentro cada año. Con estos números estratosféricos no puede dejar a nadie indiferente.

Los perros pueden entrar atados. Si hubiéramos podidos soltarlos, Dexter habría sido el perro más feliz del mundo en ese momento, se le veía ansioso por correr. Nos lanzamos duna abajo para activar un poco a los perros y cuando descendimos, nuestras zapatillas pesaban como un kilo más. Pero fue divertidísimo.

Duna de Pila
La Duna tiene unas dimensiones sobrecogedoras
 Ya de vuelta al parquin, nos cruzábamos con un montón de gente que entraba en ese momento. Había sido una buena idea entrar a primera hora de la mañana para poder disfrutar un poco más. De vuelta a la caravana nos preparamos un café y seguimos ruta.

Teníamos tres horas hasta nuestro destino de hoy, La Rochelle. Hoy aparcaríamos en el Aire de Camping-Cars de Port-Neuf, que por 12,50€ cuenta con luz, agua y desagües para aguas negras y grises. Está a unos tres kilómetros del centro y hay autobuses que te acercan.

Una vez instalados, dejamos a los perros descansando y nos fuimos a recorrer la ciudad.

La Rochelle es una bella ciudad marítima cuyo puerto, repleto de barcos de recreo, es el corazón de la localidad.

La Rochelle - Francia
Encantador puerto de La Rochelle
 Nada más llegar, las Torres de San Nicolás y de la Cadena llaman la atención del visitante, aunque la Torre de la Linterna destacaba un poco más allá. Se trata del faro más antiguo de la Costa Atlántica. A las torres se puede subir para disfrutar de las vistas.

La Rochelle
Vista de las torres desde el puerto
Nos adentramos por la Grosse Horloge para acceder al centro histórico, formado por callejuelas medievales y renacentistas repletas de bellos palacetes.

Algunas de las calles más interesantes son la Gran Rue des Merciers, con casas de entramado de madera o la pequeña Rue des Bonnes Femmes con casas blancas y un torreón adosado a una de ellas, muy cerca de la Fuente del Pilori. Entramos al tranquilo claustro de la capilla de las Damas Blancas y seguimos paseando bajo los pórticos de las calles.

Pasamos al Barrio de San Nicolás desde donde las vistas del puerto son deliciosas. Es una ciudad muy alegre, con mucho ambiente, repleta de cafés y restaurantes, de palacios, de callejuelas empedradas, con reminiscencias piratas y con una luz especial. Sobre todo al atardecer, cuando nos sorprendió uno de los cielos rosas más espectaculares que habíamos visto nunca.

Comer en La Rochelle
Para cenar elegimos el restaurante Le Gaburon, en el Barrio de San Nicolás con un ambiente elegante y refinado. Pedimos un plato de ostras, salmón, risotto de bacalao y unas mollejas. Probamos unas cervezas artesanas de la zona. Nos gustó mucho y lo recomendamos para una cena en la que se busque calidad del producto.

Día 3 – Rochefort en Terre y Josselin

Nos fuimos hacia Bretaña y en tres horas nos plantamos en el aparcamiento de autocaravanas de Rochefort en Terre, pueblo catalogado como uno de los más bonitos de Francia desde 2016.

De arquitectura medieval, con calles adoquinadas y casas cubiertas por plantas trepadoras, es un placer recorrerlo y disfrutar de sus rincones.

Llegamos hasta la Plaza du Puits, con un pintoresco pozo y donde está el famoso café Bretón, pero lo encontramos con grandes colas así que no pudimos entrar. 

Rochefort en Terre - Bretaña
La pintoresca Plaza del Pozo
Decidimos seguir paseando por sus calles principales, Saint Michele, du Porche y des Scourtes. Un poco más abajo se puede visitar la iglesia de Notre-Dame-de-la-Tronchaye. Esta curiosa ubicación, se debe a que fué el lugar donde una pastorcilla encontró la imagen de una virgen en el tronco hueco de un árbol, que fue escondida dos siglos antes por un monje durante un ataque normando.

Lo más alto del pueblo está ocupado por el castillo, que, aunque no se visita por dentro, se puede subir a sus jardines y contemplar unas vistas inmejorables. Fue una importante fortificación medieval y destruida en varias ocasiones durante las distintas guerras de las que fue testigo.

Comer en Rochefort-in-terre
Para comer, elegimos el restaurante A l’Heure de L’Apero, donde nos dejaron pasar con los perros. Tiene una gran parrilla y aprovechamos para pedir salchicha bretona y andouillete de l’argoat, menudillo de cerdo, y comenzar a familiarizarnos con la contundente comida de la zona. Está todo muy rico, servido con mucha simpatía y lo acompañamos con sidra y cerveza. En general, es un lugar agradable.
También aprovechamos para comprar unos Kouign amann, que son pasteles de hojaldre bretones y que están deliciosos. Hay que probarlos.

Kouign amann - pastel bretón

El Café Breton cerca de la Plaza du Puits es el más antiguo de Bretaña abierto en 1818.

Seguimos ruta hasta Josselin donde tampoco tuvimos problemas para aparcar en un área gratuita de autocaravanas a unos minutos del centro. Aquí pasaríamos la noche.

Nos volvimos a encontrar con un precioso pueblo medieval con casas de entramado de madera. Nos dirigimos lo primero de todo al castillo, al que se accede por el Museo de Muñecas con entrada compartida.

Del castillo solo se visita la planta baja y los jardines. Desde la parte de atrás hay una imponente vista del río Oost y del pueblo.

Nuestro paseo continuó cruzando al otro lado del río para contemplar esta vez las vistas del pueblo con el castillo, que también merecen mucho la pena.

Josselin - Bretaña
Imponentes vistas del castillo de Josselin

 Día 4 – Vannes, Auray y Carnac

Otra de las ventajas de la autocaravana y a la que podríamos acostumbrarnos, es que, cuando dábamos el paseo con los perros por la mañana, nos comprábamos croissants recién hechos para desayunar con el café.

Nuestro primer destino del día era Vannes donde aparcamos en un barrio residencial cercano al centro.

Buscamos el mercado y nos aprovisionamos de quesos y vino en comercios locales para cenar.

Llegamos a la Plaza de Henry IV, bellísima con casas de entramado de madera y cerca de la Catedral de San Pedro. Como curiosidad, este templo se nombra en la novela de Dumas, Los Tres Mosqueteros.

Llegamos hasta la Puerta de La Prisión y a la izquierda están las escaleras de subida a las murallas, las remparts de Vannes. Dimos un paseo en altura con vistas y bajamos a los jardines. Aquí mismo están la Torre des Condestable y los Lavaderos de la Garenne. Desde aquí accedimos intra muros a través de La Porte Poterne.

Vannes - Bretaña
Vista de los jardines desde las murallas
 Callejeamos hasta la Puerta de Saint Vicent que sale directamente al puerto deportivo.

Otra curiosidad donde nos detuvimos fue en las esculturas de granito denominadas “Vannes et sa femme” en una esquina de una casa medieval de la plaza Valencia.

Vannes et sa femme - Bretaña
Calles de Vannes

Comer en Vannes
Visitar los mercados locales franceses es un placer y una parada obligatoria. En Vannes encontré una fromagerie espectacular donde nos aprovisionamos de deliciosos quesos. También una pequeña tienda de vinos donde me aconsejaron muy bien y salimos con varias botellas de vino tinto y sidra de la zona.
Fromagerie

Ese día elegimos la Creperie Sarra’zen para probar las galettes, las crepes saladas típicas de Bretaña. Pedimos una de andouillete y otra de queso reblochon que volvimos a acompañar de sidras locales. Un local recomendable en el que admiten perros.
 Galette Bretagne

Nos fuimos hasta Auray donde volvimos a aparcar en la zona de autocaravanas a unos 15 minutos caminando del centro.

De Auray, lo que más llama la atención es el pequeño y pintoresco puerto de Saint Goustan. También es preciosa la antigua ciudad medieval con callejuelas salpicadas de tiendas. 

Auray - Bretaña
Puerto en Auray y vista de la ciudad antigua

Justo enfrente de la ensenada, un camino ascendente nos llevó hasta un fabuloso mirador.

Y siguiendo con las ventajas de viajar en autocaravana, íbamos más rápido de lo esperado y al no llevar hoteles reservados variamos la ruta añadiendo un nuevo destino a la misma: nos íbamos a Carnac.

Aparcamos en uno de los aparcamientos gratuitos cercanos a los alineamientos megalíticos de Kermario y pasaríamos allí mismo la noche, en medio de la historia.

Recorrimos el paseo que nos llevó hasta los alineamientos de Kerlescan. Si Kermario tiene 1.029 menhires, éste es más reducido con 555. Hay muchas rutas y también excursiones que recorren la zona. Es un lugar muy interesante.

Carnac - Bretaña
Alineamientos megalíticos en Carnac
 Cenamos nuestro queso y vino y pusimos fin a una bonita jornada.

Día 5 – Concarneau, Quimper y Locronam

Tenemos una hora de viaje hasta Concarneau, nuestra primera parada del día. Dejamos la autocaravana en una calle residencial, cercana al centro histórico y comenzamos la visita. No sin antes visitar el mercado para comprar delicias locales, aunque en Concarneau, encontramos un aliciente más: las conservas.

La parte antigua de Concarneau es una isla fortaleza, conocida en francés como ville close, y es realmente pintoresca, apenas un par de calles rodeadas por las murallas.

Nada más entrar a la izquierda encontramos el Museo de la Pesca, que dicen, es muy interesante. Con su entrada se puede ver el Hemerica, atracado en el puerto.

Concarneau - Bretaña
Vista del Hemerica desde las murallas
 Caminamos por la Rue Vauban hasta el corazón de la ville close, la plaza Saint-Genole. 

Concarneau - Bretaña
Plaza donde aprovisionarse de latas de conservas
 Aquí encontré dos de las tiendas de conservas que quería visitar: La Belle-Lloise, cuyos productos ya conocía y enfrente Courtin. Nos aprovisionamos de sardinas, rillettes y caballa, también varios mousses de atún y otros pescados. Otra tienda famosa es la de Jean Bures, pero en mi bolsa ya no cabía nada más.

La visita a la ciudad consiste en llegar hasta el final, subir a las murallas y dar un paseo por ellas. Desde arriba se puede ver el barrio de Lanriec que está unido a la ciudad por la embarcación Le Bac du Passage que recorre los 200 metros que separan ambas orillas.

En esta población predominan las casas de piedra.

Volvimos por les rempants hasta la entrada y salimos a la ciudad nueva a comer.

Comer en Concarneau
Nos habría gustado comer en el recomendado Le Falveur, pero nos dicen que está completo así que caminamos un poco y nos sentamos en el Café de L’Atlantic donde pedimos el menú que nos da la oportunidad de comer mejillones con patatas fritas y un roti de cerdo bretón. El sitio es agradable y comimos con vistas al puerto.

No hay que dejar de comprar latas de conservas, además son muy bonitas y un original regalo para llevarse a casa.


Media hora de viaje nos lleva hasta hasta Quimper, una ciudad más grande y que nos obliga a aparcar en un parquin de pago, al lado del río.

Quimper - Bretaña
Calles en Quimper y Catedral de Saint Coretin

 Nuevamente descubrimos un precioso casco histórico con coquetas tiendas, restaurantes y confiterías.

Nota gastronómica de Quimper

Les Macarons de Philomene es una confitería ubicada en un local tradicional. Ubicada en la Rue Kereon se distingue por una estatua de una mujer con traje bretón. Tiene un montón de macarons deliciosos para todos los gustos. Sus kouign amann no estaban tan ricos como los de Rochefort in Terre.

Macarons de Philomene - Quimper

La Rue Kereon es una de las más bonitas y deja entrever las agujas de la imponente Catedral de Saint Coretin. 

Quimper - Bretaña
Vista de la Macaronerie Philomene

Otra parada bonita es la coqueta Place au Beurre. 

Paseamos por un tramo de la muralla y visitamos el Jardin de la Retrairte. La Plaza Terre au Duc la encontramos muy animada y llena de bares y terrazas. Lo último que hicimos fue cruzar los coquetos puentes del río Odet para poner rumbo a Locronan, que está a 20 km.

Quimper - Bretaña
Puentes que cruzan el río Odet

En esta pequeña localidad las autocaravanas tienen que pernoctar en el área específica para ellas que cuesta 10€ y pertenece a la red Camping-Car Park. Está justo nada más entrar al pueblo a la izquierda.

Locronan es pequeño, está muy cuidado y parece anclado en la Edad Media. Paseamos hasta la Place de L’Eglise y como íbamos con los podencos la visitamos por turnos.

El pueblo, cuyas casas están construidas principalmente en piedra está lleno de talleres de artesanos y resulta muy agradable de recorrer. Bajamos por la calle Moal hasta la pequeña capilla de Notre Dame de Bonne Nouvelle que visitamos en soledad.

Nota gastronómica de Locronan
El chef Thibaud Érard ha elegido Locronan para montar su restaurante Ar Maen Hir que ha conseguido que la Guía Michelin lo mencione entre sus recomendaciones.
 

 Nuestra ruta continua en Bretaña algunas jornadas más por Perros Guirec, Dinan, Saint-Malo, Cancale, Monte Saint Michel (Normandía), Vitre, Fougeres, Rennes y varios días recorriendo Loira.

 Seguridad y salud

Francia en general es un país seguro para viajar con auto-caravana. Están muy bien aceptadas y es un modo de viaje muy común, así que en las zonas habilitadas, es difícil que estés solo. Siempre hemos encontrado compañeros con los que pasar la noche, aunque a veces solo fuéramos dos vehículos.
En cuanto a la salud, si bien en Francia estamos cubiertos con la Tarjeta Sanitaria Europea, nosotros además contratamos un seguro de viaje porque incluye más coberturas, sobre todo repatriaciones o estancias prolongadas.

[Extra consejo: ¿quieres conseguir un descuento del 10% en tu seguro con Intermundial? 

Hay muchos tipos de seguro, nosotros para viajar por Europa contratamos el Go easy que es específico para escapadas por España y Europa.

Algunos consejos de viaje

En los restaurantes franceses sirven agua del grifo gratis, solo hay que pedir un carafe d'eau.

Merece muchísimo la pena probar la sidra local, la sirven en tazas de porcelana y suele ser más dulce que la que tomamos en el norte de España.

Los perros suelen ser aceptados en muchas atracciones turísticas y restaurantes franceses. Recomendamos preguntar siempre antes, aunque suele estar bien indicado.

Ya hemos mencionado que la app que utilizamos para aparcar y encontrar lugares donde dormir con la autocaravana es park4night. Viajando en abril no hemos tenido problemas para encontrar sitio para pasar la noche, algunos gratis otros de pago. En todos hemos dormido con otras autocaravanas o campers y no hemos sentido sensación de inseguridad. Algunas áreas pertenecen a Camping-Car Park, una red Europea de áreas para autocaravanas y te obliga a sacar una tarjeta por 5€ para poder acceder, además de pagar el coste de cada una de esas áreas. Esta tarjeta sirve para todas las áreas de la mencionada red.

Blogs y páginas de consulta

Recogimos información interesante del blog Viajes y Rutas .
Rodando por el mundo también aporta un montón de datos para preparar el viaje por Bretaña.
En el blog Mochila Express encontramos información y mapas para preparar el viaje.
Los amigos de No me cabe en la Maleta, también viajan con perro y recorrieron Bretaña.

Otros viajes a Francia

Sur de Francia en coche

 
Qué ver en París




 

 

2 comentarios:

  1. Me ha encantado el viaje y ¡me han entrado unas ganas enormes de coger el coche e irme a la Bretaña con mi perra!

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    1. Me alegra un montón que te haya gustado esta preciosa parte del viaje. Seguro que la galguita lo disfrutaría mucho :)

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